‘La niña del Napalm’ a bordo del décimo vuelo humanitario de Open Arms

Hace 50 años, la foto captada por Nick Ut de una niña vietnamita que corría desnuda y con la piel quemada dio la vuelta al mundo y abrió los ojos a la humanidad sobre la brutalidad de la guerra de Vietnam.

Hoy esa icónica imagen de “la niña de Napalm” está impresa en el Boeing 787-8 Dreamliner de la ONG Solidaire, presidida por Enrique Piñeyro, que ayer realizó, junto con Open Arms, un vuelo humanitario de Varsovia a Regina, Canadá, con 236 personas refugiadas de Ucrania a bordo.

‘La niña del Napalm’ a bordo del décimo vuelo humanitario de Open Arms

Se trata del décimo vuelo humanitario realizado por Open Arms para dar respuesta a la emergencia en Ucrania. Ha sido posible gracias a la suma de esfuerzos liderada por Solidaire, en colaboración con la Fundación DKV Integralia y con el apoyo del Saskatchewan-Ukraine Response Team del gobierno de la provincia canadiense de Saskatchewan.

A partir de hoy, las personas y más de 90 familias con 26 menores de edad y 8 bebés a bordo podrán comenzar una nueva vida lejos de las atrocidades de un conflicto que empezó hace ya más de 4 meses. 

 

En 1972 el grito de dolor de esa niña, llamada Kim Phuc Phan Thi, que entonces tenía tan solo 9 años, llegó a los oídos de millones de personas, exigiendo justicia para todas las víctimas inocentes y contribuyendo a terminar con el horror del conflicto.

“Esa foto me atravesó en la adolescencia y me acuerdo de que me transformó. No podía entender cómo podían hacer eso, fue uno de los momentos más dramáticos de mi vida. Y ahora, al poder llevarla a ella en el avión siento que cierra el círculo, estamos reparando algo, estamos haciendo algo” afirma Enrique Piñeyro, quien invitó a Kim a viajar a Canadá en este vuelo humanitario. “La suya es una bandera anti guerra. Lo que estamos diciendo es que las guerras son siempre lo mismo, así las empiecen John F. Kennedy o las empiecen Vladimir Putin. Es un horror contra la humanidad, es siempre bombardear escuelas, civiles, hospitales, matar gente inocente. Y son decisiones de un político que levanta el teléfono, da la orden de empezar las hostilidades y después se desentiende de las consecuencias reales”, concluye Piñeyro.

 

Kim Phuc Phan Thi es desde hace años una mujer comprometida con la paz y contra todos los conflictos armados del mundo y estamos orgullosos de que nos haya acompañado en nuestro décimo corredor humanitario, de Varsovia a Regina, en Canadá. “Me conmueve mucho. Estoy tan agradecida de seguir viva” dice Kim a bordo del vuelo. “Han pasado cincuenta años, es muy fuerte, pero es tan linda la idea de Enrique de llevarme al pasado y convertir esto en un mensaje por la paz. Estoy muy agradecida con él, con Solidaire, con Open Arms. Esto es mi sueño, mi propósito, la razón por la que sigo viva”.

Desde marzo, Open Arms ha podido poner a salvo en lugares de acogida a más de 2.000 personas refugiadas ucranianas, en su mayoría personas de avanzada edad y madres con niños y niñas, y familias enteras que podrán vivir en paz.

 

“La fotografía de Kim sirvió, en 1972, para denunciar el uso de napalm contra la población civil durante la Guerra de Vietnam. La fotografía del pequeño Aylan Kurdi, ahogado cuando intentaba alcanzar con su familia las costas griegas, llevó a la creación de Open Arms: esta pequeña ONG sin ánimo de lucro que ha logrado rescatar más de 62.000 vidas en el Egeo y el Mediterráneo en 6 años”, afirma Oscar Camps, fundador y director de Open Arms, a bordo del avión.

“50 años después de la dolorosa fotografía de Phan Thi Kim Phuc podemos preguntarnos ¿puede una fotografía cambiar el curso de la historia? Hoy nuestra organización, que se creó a partir de una imagen, vuela de Varsovia a Canadá, lugar de refugio para las 236 personas que huyen de la guerra de Ucrania. Vivimos en un mundo con 63 conflictos armados activos, ¿es que no importan las víctimas de todos ellos? ¿Cómo es posible que imágenes como las que vemos todos los días en el Mediterráneo, en Ucrania, en Melilla, no nos hagan decir ya basta, que pidamos un alto a la violencia sistemática?”, se pregunta el fundador de Open Arms.

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